Cuando salió elegido Zapatero,
sobre cientos de mártires lo
hizo
los cuales explotó este
advenedizo
con vil oportunismo
traicionero;
en los años siguientes el
fulero
fue rizando su marrullero rizo
y bajo su fementido hechizo
tornóse España en estercolero.
En este estercolero malparido
destaca sobre las demás basuras
la que de “justiciera” se ha
vestido:
refugio de opulentos
caraduras,
pocilga de intereses y
urdiduras,
cobijo del político bandido.